El soterrado diario de Niní (II)
Me mantuve estática durante un largo rato en el centro de aquella estancia, preguntándome si todo aquello que mis ojos contemplaban, era, en verdad, una sólida realidad. Poco a poco, mi mente iba digiriendo aquella pesadilla de nuevo hogar, e intentaba tranquilizarme, pensando que transcurridas aquellas tres semanas de plazo a las que me veía…
El soterrado diario de Niní (I)
Volví nuevamente a París, y aquel regreso no era nada alentador. Todo lo contrario, se preveía un retorno gris y nublado, peculiarmente caótico, pues mi editora, Rita, la mártir, me llamó por teléfono para arrojarme un envenenado ultimátum en un estado histérico y excitado. Me advertía que disponía de tres semanas para entregarle el tan…
El jardín. Bananas Street (V)
– Agónica nostalgia relatada por aquel autor que, durante varios días, me había tenido en jaque obsesivo. Un escritor abatido por su presente y que, con triste resignación, añoraba un glorioso pasado que se fue sin decir nada… – Y usted, ¿qué opina de la literatura? – aquella pregunta me puso muy nerviosa…- – ¿La…
El jardín. Bananas Street (IV)
Después de la huracanada entrada y posterior salida de aquella mujer cuya visita me dejó exhausta, un plomizo silencio invadió el interior del estudio mientras aquel escritor observaba con mucho detenimiento, uno de mis cuadros. Tal vez, la incomodidad por aquel ruidoso mutismo, le forzara a observar una pintura que, en realidad, nada le importaba.…
El jardín. Bananas Street (III)
Aquella noche apenas pude dormir… Mi obsesión por averiguar la identidad del psicópata de gabardina negra y bufanda de lana gris, iba cobrando fuerza en la espesa oscuridad nocturna. Además, me aterrorizaba pensar cómo podría gestionar la visita de aquella estrafalaria mujer. Editora en decadencia y envuelta en su disfraz de «femme fatale», Escafandra burló…
El jardín. Bananas Street (II)
Al día siguiente y a la misma hora, el hombre misterioso de mirada perdida y atuendo peculiar, apareció nuevamente frente al ventanal de mi estudio. Me escondí detrás de la vieja cortina que se encontraba al lado del mostrador para no ser vista y poder observarle detenidamente. Pero curiosamente, el tipo no hacía nada, era…
El jardín. Bananas Street (I)
He de admitir que mi vida ha sido y es, un tanto peculiar. Cuando crees que ya nada puede sorprenderte, un nuevo giro insólito viene a visitarte. Me pasaba las horas pintando en mi pequeño taller artístico ubicado en el barrio de Montparnasse y, a pesar de no comprender inicialmente nada de lo que pintaba,…
Pulpos Day (IV)
Nos sentamos en una pequeña mesa ubicada debajo de una frondosa higuera. Lucca, el camarero, al ritmo de un animado -¡¡Buongiorno!!- nos sirvió dos limoncellos bien cargados. Me tomé el primer trago y a medida que aquel cítrico líquido se deslizaba por mi garganta como si de una aterciopelada caricia se tratara, mi alma empezaba…
Pulpos Day (III)
– No quería asustarte Karen… Coincidimos hace ya algún tiempo en Santorini, en la galería de arte Thiria. Aquella exposición patrocinada por Filippos y en la que yo expuse algunos de mis cuadros. Fue él quien nos presentó, ¿recuerdas ahora? Sus palabras ralentizaron mi ritmo cardíaco y un fuerte latigazo sacudió mi subconsciente, provocando que…
Pulpos Day (II)
Alto, delgado, de media melena morena y con aires de «Apolo», un hombre inquieto miraba de manera obstinada el precipicio del mirador. Por un instante creí que iba a lanzarse al vacío. Sin saber qué hacer ante una situación tan ambigua como aquella, le observé desde una distancia prudente, segura, pues no quería sorprenderle por…