Le château: Black and White (V)
Ensimismada en mis comparativas de mobiliario, me olvidé de mi simpático recepcionista hindú, que, con el grueso libro de reservas extendido sobre el pulcro mostrador y luciendo una amplia y exuberante sonrisa en la que dejaba al descubierto sus relucientes dientes de color blanco nuclear, me preguntó cómo me llamaba para escudriñar, entre las páginas…
Le château: Black and White (IV)
Lentamente, en el cielo emergía una luz anaranjada. El sol iba reduciendo de tamaño. La tarde se imponía a mi paso por el ilustre y literario pueblo de Lupiac. Aminoré la marcha para contemplar la particular hermosura de aquel lugar antes de que la noche se impusiera y no me permitiera visualizar la atractiva estatua…
Le château: Black and White (III)
«¡C’est la vie…!» me dije a mí misma. Pues de la vida alguna cosa sabía, a pesar de que a ella, a la vida, le doliera que yo supiera de ella. Sin más excusas ni demoras, tomé la decisión de visitar a Julie, expulsando definitivamente al intrusivo y fastidioso aburrimiento que durante unos días se…
Le château: Black and White (II)
Empecé a dar estúpidos giros alrededor de la mesa mientras saboreaba aquel delicado coñac, decidiendo, finalmente, que sería más acertado sentarme para evitar un mareo innecesario, y deslizando mi cuerpo sobre el esponjoso sofá como si fuese una cariñosa tela de seda, quedé en una cómoda posición que me permitió, sin demasiado esfuerzo, encender la…
Le château: Black and White (I)
Últimamente parecía que mi apartamento iba reduciendo de tamaño a causa de mi enlutado aburrimiento. Aquellas cuatro paredes parecían realizar sibilinos e invisibles movimientos tácticos para acortar, mucho más, los precarios metros cuadrados en los que habitaba. Temiendo que, en cualquier momento, pudiera quedar aplastada y emparedada. Para resolver aquella endemoniada situación, recurrí urgentemente, como…
El Viaje de Ongas (XIII)
Marcharon en busca del Furgopez como cuatro bravos guerreros, portando sobre sus hombros el peso de la gran responsabilidad que suponía el éxito de aquella peligrosa misión, pues todas las esperanzas de encontrar al profesor Orma y a los pingüinos Ninos dependían de ellos. Instalados ya en el Furgopez, Melindro tomó sus precauciones y se…
El Viaje de Ongas (XII)
Ansiosos y muy nerviosos por saber qué ocurriría, todos miraban a Ongas como revolvía en su maletín para buscar la lupa de la verdad, mientras que Murciélago, aprovechando aquella tensa espera, tomaba notas de todo lo que allí estaba pasando para publicarlo en su periódico. Afortunadamente, Ongas no tardó en encontrar la lupa, y sujetándola…
El Viaje de Ongas (XI)
Sorprendidas por la aparición del voluminoso oso polar, las pulgas armaron un gran alboroto ante la atónita mirada de Murciélago, Ixar y Ongas. – ¡Orden! ¡¡Orden!! ¡Por favor, guarden silencio! –gritó con gran autoridad el oso. Rápidamente se hizo un gran silencio en toda la estancia. Todas se callaron muy obedientes. Entonces, el gran oso…
El Viaje de Ongas (X)
A la mañana siguiente, se marcharon de la casa de los Aras agradeciéndoles su amable hospitalidad. Se subieron impacientes al Furgopez pero llenos de confianza, sabiendo perfectamente lo que debían hacer. Con valentía y coraje, recorrieron las peligrosas corrientes marinas esquivando en todo momento las amenazadoras placas de hielo que iban encontrando por el camino…