Pulpos Day (I)

19/06/2020 Desactivado Por Anna Val

Modelo, musa y amante del arte en general, mi nombre es: ¡Karen Manhattan! Y, por un breve periodo de tiempo residí en la colorida y soleada isla mediterránea de Capri. Isla napolitana en la que siempre ocurre un poco de todo…

La mañana de un día cualquiera de un caluroso mes de agosto, el ferry procedente de Sicilia cruzaba veloz las azuladas y saladas aguas marinas con destino a: «Capri c´est fini».

Al llegar al acogedor puerto, aquella embarcación emitió un airado y exagerado vómito, expulsando de su interior a los nerviosos turistas que, ansiosos por desembarcar, su único objetivo era el de molestar.

Las empedradas calles del centro de Capri estaban más concurridas de lo habitual. El motivo, la celebración de una boda religiosa en la bella iglesia de Santo Stefano.

 Mezclados con los lugareños, los descontrolados visitantes provocaron, para disgusto de los propios contrayentes, que aquella sencilla boda se convirtiera en una película de Fellini.

 Don Adriano, el párroco encargado de oficiar aquella unión, salió muy airado del interior de la iglesia y, al grito de: «¡¡fuori, fuori!!» quiso poner orden en aquel exagerado caos, espantando a la masa cómo si de un enjambre de avispas asesinas se tratara.

En busca de un poco de paz, decidí alejarme dando un breve paseo en compañía de la placentera brisa, que, de manera descarada, jugaba con mi transparente vestido blanco de volantes. Juntas nos dirigimos hacía el mirador de Cannone para envolvernos en la añorada tranquilidad que aquel exclusivo paisaje siempre ofrece. Pero ya se sabe…, ¡la vida tiene una obstinada tendencia a torcerse!

Continuará…


Anna Val.