El soterrado diario de Niní (VI)
§ «París, 8 de noviembre de 1950. Estúpido diario: Desde que te contraté como apresador de días complicados en los que caligrafío en tus insensibles páginas mis dolorosas vivencias para que éstas queden soterradas en el olvido más profundo y alivien mi presente, compruebo con estupor…, ¡que de nada me sirves! En consecuencia, arranco…
El soterrado diario de Niní (V)
Finalizado aquel torrente intenso de palabras transformadas en un estrambótico relato cuyo pasado parecía ser un explosivo y emergente presente, el silencio penetró como un fuerte afluente dentro de nuestras mentes, acompañándonos en un intenso y agudo mutismo que me ayudó, en cierto modo, a digerir sigilosamente aquella historia. Ella me miró con mucha serenidad,…
El soterrado diario de Niní (IV)
La presencia de aquella mujer mayor provocó que mis emociones se agitaran alborotadas en mi interior. Sintiendo, sin poder evitarlo, una gran ternura por aquella dama de avanzada edad que, con rapidez, advirtió lo que yo escondía entre mis manos. – ¡Oh!… ¡Niní, mi querida Niní!… – a modo de exclamación vació su alma con…
El soterrado diario de Niní (III)
Cerré la puerta dando un gran portazo, pues pretendía que sonara como un ruidoso tortazo ante aquella acumulación de desdichados disparates. Un tenue brillo procedente de la pared cercana a la ventana llamó mi atención. Me acerqué lentamente para no tropezar con aquella cortina que yacía desmayada en el suelo, y me sorprendió comprobar que…
El soterrado diario de Niní (II)
Me mantuve estática durante un largo rato en el centro de aquella estancia, preguntándome si todo aquello que mis ojos contemplaban, era, en verdad, una sólida realidad. Poco a poco, mi mente iba digiriendo aquella pesadilla de nuevo hogar, e intentaba tranquilizarme, pensando que transcurridas aquellas tres semanas de plazo a las que me veía…
El soterrado diario de Niní (I)
Volví nuevamente a París, y aquel regreso no era nada alentador. Todo lo contrario, se preveía un retorno gris y nublado, peculiarmente caótico, pues mi editora, Rita, la mártir, me llamó por teléfono para arrojarme un envenenado ultimátum en un estado histérico y excitado. Me advertía que disponía de tres semanas para entregarle el tan…
El jardín. Bananas Street (V)
– Agónica nostalgia relatada por aquel autor que, durante varios días, me había tenido en jaque obsesivo. Un escritor abatido por su presente y que, con triste resignación, añoraba un glorioso pasado que se fue sin decir nada… – Y usted, ¿qué opina de la literatura? – aquella pregunta me puso muy nerviosa…- – ¿La…
El jardín. Bananas Street (IV)
Después de la huracanada entrada y posterior salida de aquella mujer cuya visita me dejó exhausta, un plomizo silencio invadió el interior del estudio mientras aquel escritor observaba con mucho detenimiento, uno de mis cuadros. Tal vez, la incomodidad por aquel ruidoso mutismo, le forzara a observar una pintura que, en realidad, nada le importaba.…
El jardín. Bananas Street (III)
Aquella noche apenas pude dormir… Mi obsesión por averiguar la identidad del psicópata de gabardina negra y bufanda de lana gris, iba cobrando fuerza en la espesa oscuridad nocturna. Además, me aterrorizaba pensar cómo podría gestionar la visita de aquella estrafalaria mujer. Editora en decadencia y envuelta en su disfraz de «femme fatale», Escafandra burló…
El jardín. Bananas Street (II)
Al día siguiente y a la misma hora, el hombre misterioso de mirada perdida y atuendo peculiar, apareció nuevamente frente al ventanal de mi estudio. Me escondí detrás de la vieja cortina que se encontraba al lado del mostrador para no ser vista y poder observarle detenidamente. Pero curiosamente, el tipo no hacía nada, era…