Viena, 1947

26/09/2019 Desactivado Por Anna Val

– Todavía sigo aquí, ¡todos han muerto! Pero a pesar de ello, yo sigo aquí recordando que, en este lugar, hace mucho, ¡yo tuve mi minuto de gloria! Sí, ¡¡ yo fui una gran actriz!!

Recuerdo que… « ¡Vamos nena, alegra esa cara! Este guión está escrito especialmente para ti».

Esbocé una poderosa sonrisa, dando un gran salto para envolverme entre los brazos de Orson.

Él estaba muy feliz, me dio tres besitos en mi orejita. ¡Éramos felices, éramos amantes!

– Serás la «femme fatale» más atractiva del cine negro policíaco. Con este papel, ¡darás el salto al firmamento cinematográfico!

Yo acariciaba con mi cabeza su amplio y grueso cuello y, esto a él, ¡le encantaba!

En aquel instante, golpearon la puerta de nuestro apartamento.  Orson abrió.

Tres hombres de negro con sendos sombreros grises entraron y, además, se sentaron. Eran Carol Reed, Graham Green y Alexander Korde.

Orson, les miró con recelo mientras les llenaba unos vasos de whisky. Yo corrí a esconderme, pues nuestra historia de amor, era una historia muy secreta.

Y escondida detrás de aquella puerta, pude oír una densa discusión que al recordarla hoy, ¡todavía me pone los pelos de punta!

Oí perfectamente, como Carol Reed en un tono amenazante, chantajeó a Orson.

–Lo siento, esto no es nada negociable. Hemos permitido que participaras en la realización del guión, pero si quieres protagonizar a « Harry Lamb», la protagonista femenina no será la peluda de tu amiga. ¡La protagonista femenina será, ¡Alida Valli!

Aquel nombre, «Alida Valli» aplastó de manera contundente mi cabeza… Pero mucho peor, fue escuchar de boca de Orson decir. «¡Está bien, está bien! ¡¡Qué sea Alida, maldita sea!!».

Vi, como aquellos terroríficos rostros arrugados sonreían de manera complaciente. Y yo, muerta de dolor, ¡escapé por la ventana!

Estuve vagando por los grises callejones vieneses toda la noche, acompañada de un apesadumbrado llanto. Una ventana se abrió, y una vieja me arrojó un cubo de agua de un color turbio sospechoso… Además, me gritó -¡¡Cállate!!

Demasiada humillación para una sola noche… ¡No podía comprender, qué tenía Alida que no tuviera yo! ¡Juré venganza! ¡¡Venganza!!

Ideé un plan muy vengativo, que como todos los planes de amarga venganza, era muy, pero que muy retorcido. ¡Qué bien!

Desde aquel día, no volví a ver a Orson, pero mi venganza estaba ya preparada para ponerla en acción.

Espiaba el rodaje de la película sin ser vista. Conocía de memoria mi guión robado y, sabía, cuándo sería el momento perfecto para culminar mi magistral venganza. Tan solo tuve que esperar un día. Aquella noche, me colé en el rodaje en el momento perfecto, justo cuando se estaba rodando la escena en la que, «Anna Schuman» (Alida Valli) recostada en la cama de su habitación, era despertada por «Holly Martins», personaje al que daba vida, el actor Joseph Cotten.

En dicha escena, «Holly Martins» llama a la puerta, y «Alida Valli» se levanta y abre. En aquel instante y cuando la cámara dejó de enfocar la cama, yo di un pequeño y silencioso brinco, acostándome sobre ella.

El director, Carol Reed, se dio cuenta de mi intrusión, pero ¡no me reconoció! Le pareció gracioso lo que estaba contemplando. La escena siguió rodándose como si no hubiese pasado nada.

Entonces, «Holly Martins» (Joseph Cotten), sorprendido al verme, me acarició e improvisó un breve dialogo con «Anna Schuman» (Alida Valli) para que aquel sorprendente cambio, quedara muy natural. Y, en ese preciso momento, ¡salté por la ventana! Corrí y corrí por el adoquinado callejón nocturno hasta llegar donde se encontraba escondido él, ¡Harry Lamb! O lo que era lo mismo, Orson. ¡Orson Welles, mi traidor amante!

Me enredé entre sus piernas ofreciéndole cariñosos arrumacos. Él me reconoció, pero hizo gala de un magistral disimulo, no quería traicionarme. Pero yo, ¡¡sí!! ¡Mi minuto de gloría había llegado! Y entonces, ¡le delaté, sí! ¡Yo delaté a Harry Lamb! Transformada en gato. Yo, la divina felina, ¡volví a triunfar! Convirtiéndome en la verdadera protagonista de «EL TERCER HOMBRE».

Culminada mi venganza y tras conseguir el éxito merecido, desaparecí para siempre. Seis vidas he tardado, en curar aquellas heridas de blanco y negro.

MIAUUUUUUUU…

 

Anna Val.